En Arahí somos artesanos de la cosmética natural, creando nuestros productos con base de aceite de oliva virgen extra y una gama de aromas naturales que bien podrían hacerte pensar que se trata de elegir un helado o un dulce para deleitar tu paladar. Nuestra gama de jabones caseros te sorprenderán por su variedad, en tres formatos distintos y para adaptarse a tus necesidades:
- Jabón de Alepo: Antiinflamatorio y desinfectante
- Jabón de Almendras: nutritivo
- Aloe Vera: regenerador cutáneo
- Arcilla y Limón: especialmente indicado para pieles grasas
- Argán: indicado para pieles secas
- Azahar: para pieles delicadas
- Café: Exfoliante y regenerador
- Caléndula: Hidratante y calmante.
- Canela: Relajante y purificante
- Canela y Café: Exfoliante y purificante
- Chocolate: rejuvenecedor
- Coco: Hidratante y exfoliante
- Fucus y Té Verde: Anticelulítico
- Jazmin: Sensual y estimulante
- Jojoba: Muy nutritivo para la piel
- Karité y Caléndula: Ultrahidratante
- Lavanda: Relajante y tonificante
- Lodos y Árbol del Té: Especialmente indicado para tratar el acné en las pieles grasas
- Malva: Depurativo y suavizante
- Menta-Eucalipto: Balsámico
- Miel: Humectante
- Romero: Emoliente
- Rosas: Astringente
- Uva Blanca: Antioxidante natural
- Vid Roja: Antienvejecimiento y antioxidante
- Puro de Oliva: Hidratante y antioxidante
- También elaboramos ediciones especiales eligiendo en cada momento del año las plantas características. Jabones de higo y hojas de higuera, de geranio, de pulpa de sandía o de melón, o incluso en verano de tomates de la variedad típica de Montilla. Y sin olvidar las personalizaciones que ofrecemos a nuestros clientes: nos dicen su idea y nosotros lo hacemos.
Esta semana queremos enseñaros el proceso de elaboración de nuestras pastillas de jabón artesanal. Seguro que alguna vez has visto cómo hacían jabón casero nuestras abuelas, pues nuestro método no difiere mucho:
Preparamos todos los ingredientes y utensilios, nos colocamos en un lugar aireado y protegemos la superficie sobre la que trabajaremos. Nos ponemos los guantes, mascarilla y gafas de seguridad.
- Primero hacemos la mezcla de agua muy fría con sosa caústica (con extremo cuidado siempre que usamos este componente) llegando a una disolución total, que dejamos reposar hasta que se enfríe.
- El siguiente componente para verter es el “oro líquido”,es decir, nuestro aceite de oliva, y que vamos removiendo poco a poco en la misma dirección para que no se corte el jabón, hasta conseguir que la mezcla coja una consistencia similar a unas natillas, lo que se denomina “traza”.
- Este sería un jabón básico, también denominado jabón de Castilla. Es a partir de aquí donde empezamos a añadir los aceites vegetales para el “sobreengrasado”, con lo que se consigue añadir al jabón las propiedades de éstos, así como los aceites esenciales para aportarle aroma y sus principios activos, en el caso de que se elaboren los distintos tipos que ofrecemos.
- Enmoldamos el jabón en artesas de madera para que cuaje, envolviéndolo finalmente en una toalla para reposar unas 48 horas, tras las cuales ya podemos cortar el jabón en el formato deseado.
Importante: Una vez cortados o bien en barras, el jabón se deja en un lugar oscuro y fresco durante 40 días, tiempo en el que se terminará de realizar el proceso de “saponificación”, adquiriendo sus características finales.