A todos nos gusta disfrutar de esos primeros rayitos de sol que este año se hacen de rogar en esta primavera tormentosa. Ansiamos la llegada de la primavera y del verano durante todo el año y es que el sol nos contagia de alegría y de ganas de hacer cosas. Además, somos conscientes de los beneficios del sol: la sensación de calor y bienestar, la acción antidepresiva y síntesis de vitamina D, pero, ¿y de sus perjuicios?: quemaduras, manchas, foto-envejecimiento y cáncer de piel.
Hoy vamos a exponer una serie de recomendaciones prácticas para cuidar el tejido cutáneo de los rayos del sol, salvando falsas creencias como aquella de que cuando el día esté nublado no debemos proteger nuestra piel, ¡error! ya que los rayos UV atraviesan las nubes y llegan igual a nuestra dermis.
- Protegerse con tiempo previo
La mayoría de las personas ven al sol como una amenaza solo cuando les da directamente. Sin embargo, este afecta al organismo en todo momento. No obstante, debemos tener en cuenta que la mayoría necesitan de un tiempo estimado entre los 30 minutos para actuar sobre la piel, y que su duración es limitada, por lo que se recomienda repetir el proceso volviendo a untar crema cada 2 horas. Claro está, esta recomendación depende del tipo de protector solar utilizado por cada persona. Se recomienda seguir las instrucciones específicas de cada producto.
- Evitar la exposición directa en ciertas horas
No hay dudas de que los rayos ultravioleta (UV) del sol son peligrosos en exposición directa; no obstante, algunos horarios son más nocivos que otros, por ello se deben tener en cuenta.
En los horarios comprendidos entre las 12 del mediodía y las 3 de la tarde el sol se encuentra en su punto más alto, por lo que es más fuerte y las quemaduras mucho más peligrosas. Por ello, se recomienda realizar las actividades al aire libre en horas de la mañana o en la tarde (pasadas las tres de la tarde, aproximadamente).
- Proteger la piel por medio de la dieta
Los tejidos encargados de conformar la piel no solo pueden protegerse de manera tópica. El organismo necesita diversos nutrientes para encontrarse en condiciones óptimas, y la dieta es la principal forma de adquirirlos, por eso, se recomienda comer alimentos ricos en vitamina E, beta-caroteno, polifenoles y licopeno, entre otros, ya que son antioxidantes y nos ayudan a proteger la piel, lo que no implica olvidar el uso de la protección solar sobre la piel.
- No pasar por alto los días poco soleados
A pesar de la interferencia realizada por las nubes en el cielo, los rayos del sol continúan alcanzando la piel (claro está, en cantidades menos considerables). Aún así, se recomienda aplicar protector solar especialmente en los lugares descubiertos: rostro, cuello, brazos y escote suelen ser los más afectados por los rayos UV. Por ello, la cantidad de protector en estas zonas debe ser un poco más elevada.
Además, debes tener en cuenta:
La afectación de la piel depende de su tono. Así, entre más claro, más propenso a sufrir posibles daños.
Y no podemos olvidar que los niños menores a un año son mucho más frágiles, y por ello no deben exponerse directamente al sol por tiempo prolongado.
Fuente: mejorconsalud.com