En los cambios de estación, toca “purgarse”

Días más cortos, menos hora de luz, frío al amanecer y al anochecer pero aún con temperaturas altas el resto del día, primeras lluvias, vuelta a la rutina tras el verano… un cúmulo de cosas que afectan a nuestra salud física y mental. La llegada del otoño debe traer consigo la práctica de determinadas acciones que permitan hacer la transición de estación lo más llevadera posible.

A pesar del encanto de esta estación, es normal que se produzca en muchas personas la denominada astenia otoñal, y la principal responsable de esta alteración es la melatonina, una hormona encargada de regular el sueño o la temperatura corporal.

Esta bajada de ánimo puede contrarrestarse con algunas pautas como: tomar diez minutos el sol al día o practicar algún ejercicio o deporte diario. Entre los síntomas asociados a la astenia otoñal se encuentran también el cansancio, la apatía, el mal humor o la falta de sueño, así como la falta de interés por realizar actividades que antes nos gustaban, tristeza, aparición de insomnio o hipersomnia (necesidad de dormir demasiado), problemas de concentración, irritabilidad y, en algunos casos, trastornos de la alimentación.

Resulta fundamental dormir lo necesario, además de disfrutar de otras actividades con amigos o familia, e importante también aumentar las defensas para que no nos ataque a la mínima un buen resfriado o cualquier otra enfermedad típica de esta estación. Teniendo en cuenta que las mañanas y las noches son más frías no está de más abrigarse un poco. Además, la alimentación es uno de los aspectos más importantes a cuidar. Una dieta baja en grasa está demostrado que mejora la respuesta del sistema inmunológico. Lo idea es basar nuestra alimentación con una mayor ingesta de en frutas y verduras, buena fuentes de vitaminas y minerales. Dar prioridad a los alimentos de temporada, ricos también en vitaminas y minerales antioxidantes. Apostar por las legumbres y los huevos, ricos en hierro, así como pescados y verduras de hoja verde.

Cuidar el ánimo, otro aspecto importante. El otoño es una estación que incide negativamente en nuestro tono general, también el psíquico. Para ello, conviene relajarse, mantener una actitud positiva ante los cambios, que en esta estación también pueden ser disfrutados. Leer, escuchar música, salir a conocer lugares nuevos, se encuentran también entre los estímulos que ayudan a llevar mejor los cambios.

Y como no, hay que cuidarse por dentro y por fuera, y nada mejor para eso que contar con productos naturales, bien sea mediante ingesta de algún té o infusión calentita que nos reconforte, como mediante un ritual de belleza que incluya una buena limpieza y exfoliación tras el verano, y la hidratación diaria de nuestro cuerpo, que no debe olvidarse que no es algo sólo del verano, sino que nuestra piel lo necesita todo el año.

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