Para una buena hidratación y poder lucir una piel tersa y radiante es imprescindible previamente una buena limpieza y exfoliación.
Exfoliar es sinónimo de revitalizar la piel gracias a la eliminación de células muertas e impurezas.
Aunque no es un proceso diario, sí se recomienda realizarlo una vez por semana y es beneficiosa por varios motivos:
– Limpia, purifica y tonifica tu cuerpo
– Renueva las células
– Activa la micro-circulación
– Combate a la celulitis y la antiestética piel de naranja
– Evita que el vello se te enquiste
– Regula la piel grasa
– Elimina la sequedad en tu piel
El proceso consiste en humedecer la piel, realizar un suave masaje con movimientos circulares con tu manopla humedecida e impregnada con el jabón, si es a nivel facial con los dedos o una esponjita muy suave, y a continuación aclarar con abundante agua preferiblemente tibia. Seguidamente un tónico y terminar con una crema hidratante.
En Arahí contamos con jabones cuyo componente base es el aceite de oliva, proporcionando la máxima higiene e hidratación, además de disponer de distintos aromas como el chocolate, vid roja, jojoba (para pieles atópicas) o el laurel, especialmente indicado para las pieles con acné, psoriasis, dermatitis y rosácea.
El proceso de exfoliación asegura una efectiva regeneración epidérmica, ya que elimina por completo las células muertas que quedan adheridas en la capa superficial de la piel, dejándola tersa y más permeable para que esta pueda respirar y absorber los nutrientes y principios activos de los productos y cremas hidratantes y de rejuvenecimiento, además de que le permite a la piel respirar y estimular la oxigenación celular.