Mejor sin parabenos. Mejor #AlNatural

Hemos mencionado y hablado en varias ocasiones del tema “parabenos o parebenes”, que como sabéis, son un grupo de 6 conservantes cuya nomenclatura química es “éster de para-hidroxibenzoico” y contienen metanol, etano o propanol.

Tienen una función conservante y protectora, de ahí su uso habitual en cosmética (dentífricos, cremas, desodorantes, champús, cosmética infantil, geles, lubricantes, tónicos, maquillaje, laca de uñas…). Además, se usan para conservar bollería, comida precocinada, refrescos, salsas e incluso carne fresca, y también son habituales en la industria farmacéutica, como componentes, por ejemplo, de jarabes para la tos, antiácidos, funguicidas vaginales, antibióticos y en composiciones de paracetamol e ibuprofeno.

Como verás, lo que a priori desconocíamos forma parte de muchos de los productos que consumimos día a día, por ello, la necesidad de explicar por qué cada vez se comercializan más productos bajo la etiqueta “sin parabenos” o “parabens free”. ¿Es cierto que son perjudiciales para la salud e incluso cancerígenos?

Quizás el punto de inflexión para empezar a considerarlos potencialmente cancerígenos fue el estudio de Philippa Darbre (Universidad de Reading) en 2004, cuyos los resultados constataban que los tumores de mama estudiados contenían parabenos habitualmente presentes en cosmética. De hecho, son muy frecuentes en desodorantes y cremas por sus propiedades bactericidas y fungicidas que se utilizan para alargar la vida del producto e impedir que sea atacado por bacterias y microorganismos.

La realidad es que la cantidad de parabenos que contiene cada producto cosmético de manera individual es insignificante e inocua, pero quizás la suma de los parabenos del gel de ducha, desodorante, crema, maquillaje, perfume, y un largo etcétera que aplicamos sobre nuestra piel a diario, pueda llegar a ser más significativo de lo que a priori parece.

Todos los productos a la venta en España y el resto de la UE soportan evaluaciones de seguridad bajo la supervisión de un comité europeo de científicos independientes que depende de la Comisión Europea. Los parabenos forman una gran familia de la cual solo tres miembros están aprobados para su uso en cosmética, porque solo esos tres se consideran seguros en este ámbito. Y además, desde septiembre de 2014, la Comisión Europea reforzó la protección de los consumidores respecto a este tipo de conservantes y, en particular, sobre bebés y niños.

Los parabenos contienen metanol, etano o propanol, derivados del petróleo, y los más habituales que podéis encontrar en las etiquetas de productos son: METHYLPARABEN o E-218, ETHYLPARABEN o E-214, PROPYLPARABEN o E-216 y el BUTYLPARABEN o E-209. También pueden aparecer identificados en las etiquetas como benzoato de sodio y como sodium (y ammonium) laureth sulphate. El isopropilparabeno, el isobutilparabeno, el fenilparabeno, el bencilparabeno y el pentilparabeno han sido prohibidos en la Unión Europea para su uso en cosméticos.

Dicho todo esto, confiando en las normativas y los controles y evaluaciones por parte de las entidades y administraciones competentes que velan por la salud de los usuarios, se trata de elegir basándose en el criterio y valores propios, más allá de posibles modas como algunos catalogan a la fiebre reciente por comprar productos “sin” parabenos, sulfatos, siliconas, etc.

En Arahí fabricamos cosmética natural cuya base principal es el aceite de oliva virgen y otros productos autóctonos de nuestra tierra. Defendemos los productos #AlNatural y por supuesto, los nuestros son “libre de parabenos”.

 

Fuente: http://www.comer-ecologico.com

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