Como cada verano, el objetivo además de disfrutar, relajarnos, descansar… es conseguir un bonito bronceado que sea la envidia del resto, eso sí, sin obviar los perjuicios de una exposición al sol sin protección.
Es habitual proteger nuestra piel antes de la exposición y durante, pero olvidamos cuidarla y regenerarla una vez volvemos a casa después de una jornada de exposición solar. La clave para mantener el bronceado durante más tiempo y ayudar a la salud de nuestra piel es limpiar, exfoliar e hidratarla consiguiendo restaurar todos los nutrientes necesarios.
Durante el verano, la piel está mucho más expuesta de lo habitual a las agresiones ambientales y a los rayos UVB y UVA. Estos agentes externos provocan deshidratación, manchas, perdida de luminosidad y por consiguiente, el envejecimiento prematuro de la piel, por ello, a continuación os dejamos unas instrucciones para crear el ritual de belleza perfecto para después de tomar el sol. Lo más importante es seguir tres puntos clave: hidratación, tono y luminosidad.
Cuidados post-sol para el rostro
- El primer paso, antes de comenzar cualquier ritual de belleza es retirar y eliminar cualquier impureza de nuestra piel. Un aceite o cualquier otro producto limpiador que elimine fácilmente el maquillaje y las impurezas del día.
- Exfoliación: es la mejor manera de eliminar las capas de células muertas acumuladas en nuestro rostro para dejarlo suave y terso utilizando un exfoliante facial.
- Activación de la piel: activaremos nuestra piel mediante un tónico facial eliminando suavemente las impurezas y restos de la exfoliación, proporcionando un rostro con un tono uniforme, bello y saludable.
- Nutrición personalizada. Según las necesidades de tu piel busca la crema más adecuada: envejecimiento, extra de hidratación, pieles grasas, pieles secas, luminosidad, relajación, etc.
Cuidados post-sol para el cuerpo
Es recomendable usar la crema aftersun después de darse una ducha con agua, preferentemente fría. Una vez seca la piel y absorbida la crema aftersun toca comenzar con el ritual corporal.
- Es imprescindible empezar por una buena exfoliación. Para ello, utilizaremos un exfoliante una a dos veces por semana masajeando en círculos suavemente para eliminar las células muertas.
- Limpieza y activación: una vez eliminadas las células muertas de nuestra piel, deberemos limpiarla en profundidad con un gel de ducha con agentes protectores y suavizantes para dejar la piel limpia y tersa tras el baño.
- Relajación: con un aceite corporal podemos disfrutar de un baño relajante o bajo la ducha mientras limpiamos y devolvemos la luminosidad a la piel, dejándola con un aroma agradable al final. Se puede aplicar después del gel de ducha y extender por piernas y brazos en cantidades pequeñas.
- Hidratación y reparación de la piel: dependiendo de nuestros gustos por las diferentes texturas de los productos de hidratación corporal, podemos elegir entre una nutrición intensiva de textura cremosa o en líquido. Lo importante es conseguir ese efecto de reparación e hidratación extrema (con componentes como aceites, vitamina B5, vitamina C, etc) tan necesarios tras una jornada de sol.
Fuente: ABC