La vitamina C, aplicada localmente en la piel de rostro y cuerpo, ejerce 4 acciones: es antioxidante, regeneradora, hidratante e iluminadora. Además, se considera un excelente activo natural eficaz para prevenir y corregir signos de envejecimiento.
Repara, energiza e ilumina combatiendo los signos de envejecimiento y aportando antioxidantes naturales. Está especialmente indicada para:
- Pieles apagadas y desvitalizadas, deshidratadas por el exceso de sol, que deseen prevenir el envejecimiento y afectadas por el estrés.
- Todo tipo de pieles, tanto de mujeres como de hombres.
Esta vitamina se puede esparcir fácilmente por la piel para que trabaje como un antiinflamatorio y antioxidante. Además, previene y disminuye las arrugas faciales y las quemaduras a causa del sol; y estimula la producción de colágeno y elastina. Su uso está especialmente indicado sobre todo en épocas como la primavera y el verano, por la mayor exposición solar.
Después de un tratamiento con vitamina C, éstos son los beneficios que sentirás en tu piel:
- Alto poder antioxidante que protege a las células del daño causado por los radicales libres, lo que nos ayuda a evitar el envejecimiento prematuro.
- Favorece la formación de colágeno. El efecto visual es que suaviza de las arrugas y las líneas de expresión.
- Ayuda al sistema inmunológico a defender nuestra piel frente a las agresiones externas.
- Mejora la circulación.
- Protege del daño solar. Por un lado previene las quemaduras solares y, por otro, reduce los daños provocados por el sol en nuestra piel a posteriori.
- Reduce la inflamación. La inflamación es la respuesta de nuestro organismo a cualquier daño. En la piel se manifiesta en forma de rojeces, hinchazón, tirantez…
- Reduce las manchas. La vitamina C ayuda a reducir la hiperpigmentación en la piel.
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